El apoyo a comunidades mapuches y originarias en general ante respuestas represivas a sus reivindicaciones no puede ser puesto en discusión. Sí es posible discrepar con categorías utilizadas en algunas de las conceptualizaciones realizadas por los mismos movimientos indígenas. Por ejemplo, la “racialización” de la represión estatal. En los grandes centros urbanos se registra la misma represión realizada por el mismo Estado y las víctimas son los más pobres de las ciudades, por lo general descendientes de inmigrantes europeos, no originarios. Subrayar excesivamente la distinción étnico-identitaria de pueblos originarios puede dificultar una deseada unidad popular entre ellos y quienes –con otros orígenes- padecen la dominación del mismo poder.
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