El 19 de julio, Mario Roberto Santucho cayó en combate en un enfrentamiento con un Grupo de Tareas del Ejército el 19 de julio de 1976. ¿Por qué hablar de Santucho? Porque es el líder guerrillero màs groseramente demonizado como terrorista sanguinario y adjetivos similares. Esto pasa en libros sobre la década del ’70 que son best-seller. Sus autores son periodistas como Ceferino Reato, Juan Bautista Tata Yofre. Agrego Victoria Villaruel que no es periodista sino diputada nacional y candidata a vicepresidenta de Javier Milei. Son muy entrevistados en televisión y medios como las voces “de la otra verdad” o directamente de “la verdad” sobre la violencia en esos años. Otro motivo por el cual mencionar a Santucho es este. Las correctas referencias a la “generación diezmada”, primero por parte de Néstor y después Cristina Kirchner, hablan implícitamente solo de las izquierdas y vertientes revolucionarias del peronismo. Y está muy bien, dice uno, por muchos motivos. Señalamos solo uno: la ausencia de la generación peronista diezmada, la aniquilación física de la izquierda peronista es una (una) explicación o (menos) hipótesis sobre por qué esa tradición peronista revolucionaria terminó con la dictadura que no tuvo continuidad en el contexto posdictactorial. Pero en los actos oficiales de memoria aparecen poco Mario Roberto Santucho, el PRT y el ERP. Debieran aparecer más en esta historia de nuestro pasado reciento toda vez conformaron la organización político-militar de orientación marxista mas importante de esos años. Y hoy, las palabras “Santucho”, ERP, son significantes que quieren decir demonio subversivo y terrorista y nada mas. Por estos motivos aprovecho la fecha, recuerdo que existió y cuáles fueron algunas de sus ideas. Mario Roberto Santucho fue referente de una generación política que surgió como resultado directo de la influencia en la Argentina de la revolución cubana. El Che Guevara proponía hacer de toda la cordillera de los Andes la nueva Sierra Maestra. Santucho fundó y dirigió el PRT, Partido Revolucionario de los Trabajadores. Y después el ERP, Ejército Revolucionario del Pueblo que era su brazo armado, inspirado los lineamientos generales de la guerra de guerrillas del Che. Estaba fundamentado en estos argumentos: las Fuerzas Armadas no defendían a la Nación sino a las clases dominantes de esa nación. Que eran el reaseguro en última instancia que tenían las burguesías para garantizar su dominio por sobre las clases populares. Como caracterización ¿es muy alocada esta idea?¿Es alucinada, mesiánica? Hoy, con perspectiva histórica, parecen verdades de sentido común. O debieran serlo. En ese momento las Fuerzas Armadas ya lo habían hecho en el ’55, la Libertadora. Antes con el bombardeo a Plaza de Mayo, después los Fusilamientos de José León Suárez y todas las dictaduras siguieron. Y por si quedaban dudas sobre cuán poco pacíficas eran las clases dominantes argentinas, después vino el golpe y la dictadura del ’76. Entonces, se trataba de enfrentar a las Fuerzas Armadas consideradas como una fuerza de ocupación del imperialismo en alianza con burguesías y oligarquías locales. Por último, veamos cuán “anacrónica”, de otro tiempo, de un “tiempo que ya fue”, es esta definición de Santucho, una de las más estratégicas. “Identificar claramente los amigos y los enemigos de las fuerzas populares es un punto de partida indispensable para una política revolucionaria. Toda confusión, la confianza en los enemigos y el alejamiento de los amigos constituyen un debilitamiento enorme para la clase obrera y el pueblo” ¿Estas son ideas “antiguas”, “del pasado”, propias de un vanguardismo iluminado, etc? Si la respuesta es afirmativa ¿por qué? Uno dice que esta definición (como caracterización, las vías políticas son objeto de otro debate) es absolutamente pertinente, no solo en esa época, sino desde el ’83 y hasta este 2023.Claro que esto es discutible. Pero se trata de eso, de discutir aquellos proyectos, en su tiempo histórico y también desde el presente, y no de adjetivar con torpeza e ignorancia. La consigna de Mario Roberto Santucho, que era política y también de vida, existencial, era “Patria o muerte”. No fue Patria y fue muerte. “A vencer o morir”. No ocurrió la victoria y ocurrió la muerte. A lo mejor esta consecuencia (pensemos en las inconsecuencias políticas del presente) de Santucho y de su generación, merezca algún tipo de respeto. Y por este respeto no dije “Santucho fue asesinado” sino que cayó en combate, el 19 de julio de 1976.
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