Las encuestas producen “efectos de verdad” en lo que Milei llama, con razón, “la casta política”. Y si los sondeos de opinión dicen que Miler puede llegar hasta el balotage, los políticos profesionales lo dan por cierto y actúan en consecuencia. Esto significa seducir a los votos de Milei con su mismo o similar discurso y programa. Lo hacen los precandidatos del PRO Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Las diferencias entre ambos se redujeron al mínimo. Se limitan a estilos diferentes para la misma política económica que Bullrich llama “terapia de shock” para aplicar medidas que extreman el neoliberalismo integral, absoluto que lleva su marca. Cristina Kirchner baraja la posibilidad de postular un outsider, cuyo perfil político ideológico reeditará el “extremo centro” ensayado por Alberto Fernández. Este hipotético escenario deja vacante el lado izquierdo de la política.
¿Lo puede ocupar el FIT, el Frente de Izquierda? Ya lo hizo en las legislativas de 2019. Fue tercera fuerza nacional y creció en zonas de composición popular-peronista, como el norte del país, el conurbano y la provincia de Buenos Aires. Puede pero carece de todos los recursos que le son regalados a Milei. Básicamente, una presencia permanente en todos los medios comerciales de comunicación. Cuando una creencia es compartida por muchas personas, esa creencia se transforma en un hecho. Si muchos creen que la rebeldía es de derecha, esa creencia produce efectos políticos. Un efecto puede ser muchos votos anti sistema para Milei. Otro efecto ya ocurrió y lo logró el llamado libertario: la derechización del elenco político tradicional.
Nacional Informa, de lunes a viernes de 7 a 9 por AM 750 y FM 100.1
Etiquetas: análisis, derecha, Sergio Tagle