Disney y la industria cultural globalizada renuevan sus producciones. Ahora incluyen a la diversidad cultural, étnica, de género. Es un logro de movimientos y activismos que produjeron cambios culturales progresivos. La hegemonía global no los puede ignorar, pero los reconoce a su modo: cediendo contenidos reaccionarios para seguir dominando. Absorbe rasgos de la estética oprimida dejando en claro que la opresión no se toca. La corrección política como imperativo desempeña la misma función.
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