LA CARRERA DEL DIEZ DIEGO ETERNO

Mundial de España: "La batalla de Gentile"

La carrera de Diego tiene un espejo radial. Relatos, reportajes y recuerdos, se apilaron desde su debut en Primera en octubre de 1976. Un viaje por la historia maradoniana, a través de todos los puntos del dial que la contaron en tiempo real, sin saber que estaban escribiendo una página eterna. Como el 10…

Relato de José María Muñoz de Argentina 0-Italia 2, por Radio Rivadavia.

29 de junio de 1982

Los campeones de Mundo tenían la necesidad de barajar y dar de nuevo en el Sarriá del Espanyol de Barcelona. La derrota del debut, había sembrado demasiadas dudas. Aquel 0-1 en el Camp Nou del Barcelona ante Bélgica el 13 de junio, 24 horas antes de la rendición de las tropas argentinas en Malvinas, significó un pálido estreno de la Copa del ’78.

Los títulos de los diarios porteños hablaban de un equipo sin alma, de jugadores desmotivados…, mientras en tapa contaban una guerra en el Atlántico sur, que quedaba demasiado lejos de los televisores que invitaban a ver el estreno mundialista.

Después llegaron las dos victorias salvadoras en Alicante, que aseguraron la clasificación: 4-1 a Hungría y 2-0 a El Salvador.

El segundo puesto en el Grupo C, obligó a la Selección a integrar en la segunda ronda un “terceto de la muerte”, del que solo podía seguir uno con vida, en el que se apilaban los grandes candidatos al título: Argentina, Italia y Brasil. Solo un punto le impidió al equipo de Menotti, conseguir el primer lugar en primera ronda, para después cruzarse con Unión Soviética y Polonia; dos caminos que en teoría, parecían mucho menos pedregosos.

Argentina ante Italia, con Fillol; Olguín, Luis Galván, Passarella y Tarantini; Ardiles, Gallego y Maradona; Bertoni, Ramón Díaz y Kempes.
Los tanos salieron con Dino Zoff; Gentile, Collovati, Scirea y Cabrini; Oriali, Antognoni y Tardelli; Conti, Rossi y Graziani.

El plan de Enzo Bearzot para la Nazionale, fue “catenaccio” puro en su máxima expresión: patrullar la zona de los generadores de juego, una personal asfixiante para Maradona, meter, morder y contragolpear.

La violencia de la cacería de Gentile sobre Diego en el primer tiempo, fue solo comparable con la misión imposible que en las eliminatorias del ’86, le encargaron al peruano Reyna.

El partido arrancó con Argentina dueña de la pelota. Un equipo profundo solo de a ratitos, con Passarella ganando en las dos áreas, Ardiles manejando el medio campo y añoradas ráfagas de un Kempes, mucho más estratega que hombre de punta.

Pero el arbitraje del rumano Nicolai Rainea, elevó minuto a minuto la temperatura del partido. Ante la falta de justicia, todos pegaron y protestaron. Primero tres amarillas por reclamar tarjetas ante la multiplicación de leñadores en la mitad de la cancha: Kempes 32’, Maradona 35’ y Ardiles 39’. Y recién en los 42’, una tímida amarilla para “dejar sin postre” a Gentile, el gran verdugo de la tarde catalana.

En el complemento, Italia pegó menos, jugó más y Argentina se quedó sin nafta. No cambiaron mucho las cosas, Calderón y Valencia, por Kempes y Ramón.

A los 56’ Tardelli y a los 68’ Cabrini, edificaron un parcial bastante injusto con el rol de Argentina y el resultado empezaba a mostrar que la suerte estaba vestida de azul en 1982. El 2-0 parecía imposible de remontar, pero durante 60 segundos se encendieron todas las luces de alarma gritando “milagro”. Un golazo de Passarella a 7’ del final, solo eclipsado para los tiempos por la derrota final, encendió la ilusión; pero a los 84’ roja para Gallego y a pensar en Brasil.

El Mundial que Diego soñaba como su proyección definitiva hacia el podio de la historia, tuvo que esperar cuatro años. En el último clásico de aquella Copa, la expulsión del 10 frente a Brasil se transformó en una gigantesca metáfora de la pálida actuación de un equipo en retirada. Solo algunos, tendrían revancha en México...