Trabajadores del neumático paran y producen un efecto dominó en la economía. Los autos no ruedan, las concesionarias no tienen qué vender; las fábricas no fabrican. Los camiones no transportan mercancías; tractores no traccionan, maquinarias agrícolas no labran, rentas de agroexportadores no ingresan. Fate, Pirelli, Bridgestone redescubren una verdad antiquísima: la riqueza es acumulada por las empresas pero es producida por el trabajo humano. Y cuando éste para, se detienen sus ganancias y la economía. La relevancia social de los trabajadores/as organizados como clase social viene siendo puesta en cuestión desde hace décadas. La realidad argentina de estos días refuta esas tesis. Antes lo hizo la pandemia.
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