Oscar “Cholo” Gómez Castañón conversó con María Eva Cayú, cocinera de recetas de los pueblos originarios tehuelche-mapuche, residente en El Cóndor, Viedma, provincia de Chubut, nos comenta sobre las comidas tradicionales.
“Fui criada por familias italianas, y en la primaria leí sobre el Cacique Cayú, seguí investigando y descubrí mis orígenes, mis raíces.”
“Mi madre negó la ascendencia, pero, como muchos otros que respeto, lo hacían por el temor y la vergüenza, ni siquiera enseñaban el idioma, era un asunto de protección, de supervivencia”
“Y así investigando, llegué a conocer nuestra cocina milenaria, entre otras cosas. Por ejemplo, el valor medicinal de la sal marina, que preparamos durante días secando el agua de mar, obtenida de lugares profundos y limpios”
“Para cocinar tenés que estar tranquilo, alineado con la naturaleza, agradeciendo a la Madre Tierra lo que ponés en la mesa”
“Entre las comidas más populares entre nuestros pueblos se encuentra el curanto, que es un pozo que se hace para preservar el fuego de los poderosos vientos que recorrían y recorren la zona, donde se colocaban piedras, leña ardiendo y cuando las piedras están al rojo se la cubre con una arpillera mojada, se echan los alimentos, se coloca otra arpillera mojada encima con tierra para preserva el calor, antes se le pide permiso a la Madre Tierra, es todo una ceremonia”
En cuanto a las comidas se refirió a “la picana de choique, que es el lomo del ñandú, que se cocina en el curanto, relleno con vegetales que se ha dejado por lo menos un día en jugo de limón exprimido”
“La comida más típica y la más ancestral es la pancutra, ya que nuestros abuelos cazaban durante el verano y guardaban los huesos para el invierno, cuando hacían trueque en los pueblos de los cueros por harinas y yerbas en el almacén, hervían los huesos durante una o dos horas, haciendo una masa y agregándola al caldo formado. Es un alimento muy poderoso en calorías y vitaminas.”
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