Pablo Cruz, dueño de tierras expropiadas por el Gobierno para construir una cancha, aseguró que "Estamos tratando de que se revierta los malos tratos, la violencia, vivimos incomodas, asustadas, esta todo militarizados y era un pueblo tranquilo, donde vivíamos nosotros nomás, hasta que publicaron todo el tema del turismo del pueblo, pero este gobierno hizo lo que quiso. La tierra es nuestra y nos corresponde porque la hemos comprado, es un bien ancestral y después será de mis hijos, lamentablemente fue una imposición turística".