La reconocida bailarina internacional Paloma Herrera recordó sus primeros pasos por el mundo del ballet y rememoró la primera vez que entró a un estudio de danza, al cual definió como "su lugar en el mundo" y donde su vida "empezó".
En diálogo con Guillermo "Macu" Mazzuca en su programa "Amigos", Herrera hizo un repaso de su vasta trayectoria profesional. Sobre sus primeros pasos en el mundo de la danza clásica, recordó: "Empecé con Olga Ferri a los siete años. Desde el primer momento en el que entré a ese estudio fue mi lugar en el mundo. Mi vida empezó ahí". Al poco tiempo ingresó a la escuela del Teatro Colón por recomendación de su maestra.
Sobre el rol del maestro, consideró que "ser maestra es una responsabilidad enorme porque uno sabe la fuerza y cómo puede marcar. Yo tengo a mis maestros marcados a fuego adentro mío. Uno que está también del otro lado sabe lo que significa", aseveró.
A los quince años se fue de Argentina: "Es irónico porque le tengo pánico a volar y me tuve que acostumbrar", bromeó en referencia a la frecuencia de vuelos que por trabajo tuvo que tomar a lo largo de toda su carrera.
A esa edad viajó a Nueva York becada por seis meses. El plan era que regresara al Teatro Colón, pero justo antes de emprender su regreso se abrieron las audiciones para el American Ballet. "Hice la clase con toda la compañía en el Metropolitan y cuando salí de la clase me dijeron que me daban contrato. Son una de esas experiencias que hasta el día de hoy son imposibles de creer", expresó. Su vida cambió por completo: "Pasé de ser una niña a ser una bailarina profesional con trabajo. Fue un antes y un después".
Sobre sus años fuera, consideró haber "tocado el cielo con las manos con esa oportunidad". Se transformó en la bailarina más joven del American Ballet al alcanzar, a los 19 años, el rango principal, y la única en recibir ese honor en 75 años de historia en la compañía. Lugar en el que trabajó durante 25 años hasta su retiro en 2015.
A pesar de los encantos de su profesión, expresó que no se considera una persona "cholula": "A mí no me interesan los títulos ni los premios y el glamour que hay. A mí me interesó siempre el afecto del público y hacer lo que yo amaba, subirme al escenario y poder trabajar en el estudio con mis maestros. Eso es lo que a mí me llenaba el alma", remarcó.
Una experiencia que recordó con mucho fervor fue cuando en Nueva York se encontró con el bailarín y coreógrafo Mijaíl Barýshnikov, su inspiración para querer entrar al American Ballet Theatre, del cual acababa de ser nombrada primera bailarina. "Fui a verlo a una función y pude conocerlo detrás de escena. Le digo: 'Yo soy Paloma Herrera. Estoy en el American Ballet'. 'Si, ya se quien sos', me respondió. Empecé a llorar y a llorar. Ahí tomé conciencia en qué lugar estaba", recordó emocionada.
Sobre los sacrificios que rodean el universo de la danza clásica, dijo ser consciente de "lo afortunada que era" en el lugar que ocupaba, que "siempre había soñado" y valoró "un montón".
Al momento de decidir su retiro, Herrera confesó que "estaba muy segura de la decisión que había tomado. No me importaba nada, solamente terminar mi carrera con un moñito. Y eso ocurrió. Que me fuera feliz del escenario ", expresó.

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