Por Santiago Lucía - @Santilucia
Ante el interrogante y a 17 días del comienzo de la Copa del Mundo, una catarata de respuestas se nos pueden aparecer como verdades de Perogrullo.
Los interrogantes que giran alrededor del núcleo de la selección, Messi, son muchos y en distintas direcciones. En lo individual y lo colectivo; en lo conceptual y lo práctico. Cuando se empieza a sumergir en un análisis vinculado a la selección, lo primero que aparece son preguntas que todavía no tienen respuestas.
Quizás la primera y más relevante tiene que ver con la identidad de juego, con la idea madre que marca el horizonte. El entrenador fue contundente en la definición sobre el estilo que pretende para el equipo: de ataque y protagonismo. Desde ahí se plantó Sampaoli para construir su selección, un modelo y una metodología de juego que se ajuste a sus ideas y principios.
La coyuntura condicionó la puesta en práctica. Las necesidades del equipo en las eliminatorias y los breves períodos de preparación, conspiraron contra la posibilidad de ajustar rápidamente un sistema y apropiarse de un concepto de juego ambicioso.
El período de preparación, en el que se encuadra el amistoso frente a Haití, es en este aspecto determinante. En ninguna otra situación un entrenador de selección contará con un período tan extenso, más de 20 días, para preparar un torneo. La desventaja en procesos y desarrollo de ideas de juego en relación a otras potencias es evidente. Por citar dos casos rápidamente, España y Alemania llevan planificaciones que durante la última década sufrieron pocas alteraciones. Y en la ejecución de la idea de juego de un equipo, el tiempo es un tesoro.
Desde el punto de vista de la confrontación y el nivel de difultad, el partido ante Haití resulta insípido. Un seleccionado sin figuras, que ocupa el puesto 109 del ranking FIFA y que no se clasificó al Mundial. No se presenta como un desafío acorde al nivel de exigencia que necesita el equipo. Aunque la competencia siempre sirve. Más cuando uno de los objetivos es seguir construyendo un puente de empatía entre el hincha y el equipo, que por momentos fue interrumpido.
A la idea de lo colectivo, lógicamente, que se suma lo individual. Las últimas pruebas para definir algunas posiciones que aún no tienen dueño. El arco, tras la baja de Sergio Romero, es en ese rubro el puesto que genera más ruido.
Será la despedida de la Selección de nuestro país. Desde miércoles la preparación tendrá como fondo de pantalla el escudo del Barcelona.
Pero eso será parte de otro capítulo. Antes está a Haití. Y la posibilidad de la selección de responder algunos de los tantos interrogantes que todavía perturban y contienen el exitismo que envuelve a toda víspera mundialista.
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