En el día Internacional del Piloto de avión charlamos con Alberto Paracampo, uno de los pilotos que comandó los Boeing 737 que volaban a Malvinas durante el conflicto bélico de 1982.
“Fuimos más de 20 pilotos civiles que hicimos de puente aéreo entre Río Gallegos y las Malvinas. Empezó el día 11 de abril, con dos 737-200 de Aerolíneas, que eran los más aptos por la longitud de pista de Malvinas”.
“Lo primero que llevábamos eran soldados. Salieron de Palomar, iban sentados en el piso agarrados unos con otros. Cada vuelo llevaba 120 soldados. También llevábamos suministros para la guerra”, contó a la AM560.
Paracampo agregó que “se hicieron el 98% de los vuelos previstos. Tuvimos la suerte de no romper ningún avión, ni pinchar una goma. Los aviones no tenían seguro para operaciones de guerra, por lo que teníamos que ser muy cuidadosos con los aviones. El tiempo en Malvinas no es agradable, con vientos fuertes, cruzados y lluvia”.
A estas dificultades se le agregaban las condiciones operacionales en las Islas. “La pista de Malvinas mide la mitad de largo de Aeroparque (que ya tiene ciertas limitaciones) y más angosta. No tenía entrada por instrumentos. Con viento fuerte y pista mojada se complicaba. El 737 era el mejor avión para esas condiciones”. Para el ex piloto de Aerolíneas, “todos los que fueron eran personas muy capaces. Terminaban frenando en la cabecera de la pista”.
Además, comentó las sensaciones vividas durante su primer vuelo, “cuando salimos de las nubes y vimos las islas nos emocionamos mucho. Desde la primaria leíamos sobre Malvinas. Pero es distinto verlas, estar ahí”.
Para terminar, aseguró que durante el último vuelo “tuvimos que volver por indicación del radar de Puerto Argentino. Para un Sea Harrier eramos tiro al pichón”.
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