La disminución de la pérdida de alimentos ayuda “a la sostenibilidad del medio ambiente, mientras que la reducción de los desperdicios beneficia l
a seguridad alimentaria”, se indicó en el informe sobre el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación 2019 “Progresos en la lucha contra la pérdida y desperdicio de alimentos”, que se presentó días pasados en Ginebra.
El estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recordó que los Objetivos de Desarrollo Sostenible plantean para 2030 la reducción a la mitad del desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores, y la reducción de las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.
Según la FAO, para que las estrategias que buscan “la reducción de la pérdida y el desperdicio de comida sean eficaces deben basarse en una comprensión clara y multidimensional del problema”.
Por esto, “hay que definir qué es pérdida y qué es desperdicio. En términos generales, se consideran pérdidas las que se producen a lo largo de la cadena desde la cosecha, el sacrificio o la captura hasta el nivel minorista, aunque sin incluirlo. El desperdicio, en cambio, se da en el nivel de la venta al por menor y en el consumo”, aclararon.
Y en este marco, se pone en cuestión los niveles altísimos de consumo y desperdicio de alimentos que se dan en las ciudades, a contramano de los millones que no cuentan con acceso a alimentos o incluso, viven de los desperdicios como algo naturalizado a nivel social.
Podcast: Bajar
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