“Pasamos de un populismo de izquierda a un populismo de derecha”. Esta es la línea del periodistas/intelectuales orgánicos de Juntos por el Cambio. Cuando dicen “populismo de derecha” se refieren a Milei. Militan que “Patricia” (así, sin apellido) Patricia es la verdadera alternativa republicana, institucionalista que no es populista y que va a terminar definitivamente con el populismo de izquierda. Ahora quiero decir que el Frente de Todos no es ni fue “populismo de izquierda” y que Milei sí es “populismo de derecha”. Si el kirchnerismo en el Frente de Todos hubiese sido, hubiese practicado “populismo de izquierda” hoy no estaríamos hablando de Milei. Y Bullrich (no “Patricia”) hubiese sacado menos votos. Digo esto y alguien puede decir “es contrafáctico”. Respondo que sí, obvio, y también digo que la filosofía política, la política estudiada como ciencia social, alguna corriente historiográfica, aceptan el contrafáctico como ejercicio intelectual que puede dar como resultado conclusiones útiles para el pensar histórico o político. Por ejemplo, Juan Carlos Torre (autor de una temporada en el quinto piso, entre otros muchos libros que no fueron best sellers y que investigan la historia del peronismo y del movimiento obrero) en un texto se pregunta ¿qué hubiese pasado si en las elecciones de 1946 hubiese ganado la Unión Democrática y no Perón? Sus conclusiones son tan contrafácticas como interesantes. Vamos entonces con este contrafáctico. Primero, para evaluar si el Frente de Todos y el kirchnerismo en general fueron o es un “populismo de izquierda”, utilizo a un libro muy influyente. Un libro y una autora que es referente teórica importante de intelectuales kirchneristas o -más en general- de la militancia kirchnerista con inquietudes teóricas. Me refiero a Por un populismo de izquierda, título de un libro de Chantal Mouffe, filósofa de la política belga. Mouffe acá y en otros libros propone una alternativa de transformación social que discute a dos puntas. Por un lado, con la socialdemocracia y por otro con la izquierda marxista. A tres puntas. También con lo que llama “pospolítica”. Acá entre nosotros pensemos en un “kirchnerismo de izquierda” que sería la traducción práctica en la Argentina del “populismo de izquierda” de Mouffe. ¿Hay, hubo un kirchnerismo de izquierda? ¿Si hay, cuál es? Populismo de izquierda es el Frente Patria Grande, de Juan Grabois, Unidad popular de Claudio Lozano, que se fue del Frente de Todos hace más de un año. Si por ahí anda la izquierda kirchnerista, por ahí anda lo más parecido a un populismo de izquierda en la Argentina. Mouffe sostiene que la crisis de la hegemonía neoliberal puede abrir la vía a dos soluciones: al populismo de derecha o al populismo de izquierda. El problema de la Argentina pos PASO es que tenemos populismo de derecha pero no de izquierda. El populismos de izquierda es una forma de evitar que las «demandas democráticas» del pueblo sean articuladas por los populismos de derecha. Y acá pensemos en Milei. ¿Este populismo de derecha responde a demandas democráticas? Algunas sí. Me refiero a las demandas de quienes forman ese mundo laboral y marginal, de trabajo precarizado, uberizado, informal y que votaron La libertad Avanza. En Estados Unidos pasó algo parecido con otra realidad socioeconómica: las demandas de salario y empleo de los trabajadores blancos norteamericanos eran demandas democráticas. Las articuló el populismo de derecha de Donald Trump. Un populismo de izquierda, a diferencia de la socialdemocracia, se radicaliza en lo socio económico a través de un conjuntos de reformas socioeconómicas antineoliberales. No anti capitalistas, eso es izquierda marxista que Mouffe y las fuerzas nacionales y populares descartan, no aceptan. Un populismo de izquierda pudo transformar a Vicentin en una empresa pública de agroalimentos; pudo y puede estatizar Edenor y Edesur, pudo y puede nacionalizar el litio. Pudo y puede garantizar un programa de un terreno para cada familia. Éstas eran las propuestas de Grabois antes de las PASO y también son propuestas que le acercó a Sergio Massa para llegar al balotagge y aún ganar las presidenciales. Además, un programa que se al sector frutihortícola derechos y posibilidad de tener su propia tierra y otras necesidades/demandas populares. ¿Cómo se financia? Cancelando y renegociando el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional; atando los pagos de la deuda al crecimiento económico y al resultado del sector externo. Estas serían maneras de satisfacer demandas populares desde un populismo de izquierda para que no lo haga un populismo de derecha, como el de Milei. Otro día hablamos del “contrafáctico”, si el Frente de Todos y aún si el kirchnerismo hubiese sido populismo de izquierda, hoy no estaríamos hablando de Milei.
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