Al anuncio del gravamen a la renta inesperada siguió el sí esperado rechazo de grandes patronales, economistas, dirigencias y periodistas que expresan sus intereses. Los lugares comunes de un neoliberalismo básico se reiteran cada vez que el gobierno insinúa una progresividad impositiva mucho menos ambiciosa que la existente en los países cuyo desarrollo invitan a imitar.
Los “millonarios patrióticos” de Estados Unidos exhiben una generosidad tributaria que no es tal: piden que se graven sus fortunas para evitar que el escándalo de la desigualdad algún día haga estallar el régimen que los privilegia. Una conciencia de clase ausente en la voracidad subdesarrollada de nuestros millonarios.
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