Por Javier Tucci
Se trata de una presentación del extinto grupo oriundo de Punta Alta “Neurus”, en el programa Barco Azul que conducían Marcelo Marcolini y Ernesto Reynoso. Una radiografía del rock del sudoeste bonaerense, en el inicio de una primavera tan necesaria para marcar el pulso de la libertad.
El retorno de la democracia significó aullar sin ataduras, dejar atrás la metáfora que la cultura rock había diseñado para salvaguardarse en épocas de dictadura. A partir del 10 de diciembre de 1983, tanto en Bahía Blanca como en Punta Alta, una escena rockera comenzó a alzar su voz a través de la palabra directa de la mano de bandas que iban desde el rock clásico al hard rock y la fusión.
Fue un renacer de todas las expresiones artísticas, porque dejábamos de ser subterráneos para liberarnos, no sólo política sino estéticamente para “poner el cuerpo y el bocho en acción". Una transformación total que, en esta zona tan pacata y tradicional, fue indispensable para tejer puentes entre ambas ciudades y así construir un “nosotros”, pese a que la sociedad insistía en silenciar lo vivido. Sumado a la persecución ejercida por las fuerzas policiales con sede en el comando radioeléctrico de Bahía Blanca, que había tomado la posta luego del debilitamiento militar.
Pero los jóvenes rockeros contaban con la inventiva, la resistencia obtenida en los años del Terrorismo de Estado y la apuesta de políticos como el caso del por entonces intendente rosaleño, Gustavo Montero, quien había puesto en la cartera de cultura a Néstor Francischelli, un tipo que hizo muchísimo por la cultura en Punta Alta. Es más, en los audios que hasta ahora permanecieron inéditos y aparecen en esta nota para recrear cómo los jóvenes vivieron aquella explosión cultural, podrán escuchar al marinero Ernesto Reynoso, el coequiper de Marcolini, que comenta que la banda llegó a los estudios de Radio Nacional gracias al apoyo y el traslado de la Dirección de Cultura que comandaba Francischelli.
Para 1986, la brújula del rock puntaltense ya marcaba el norte con un sonido un poco más crudo, un hard rock que rozaba el heavy metal y venía influenciado por Riff, Iron Maiden y las leyendas de Black Sabbath y Deep Purple, y también por un disco que había roto cabezas a escasos meses de la vuelta democrática: nos referimos a Luchando por el metal de V8. Información que no sólo aparecía en las revistas especializadas, que eran muy difícil de conseguir, o en los discos que podías encargar en las disquerías de ambas ciudades y tardaban meses en llegar. También sonaban en las incipientes FM que comenzaban a sintonizarse en todo el país.
Asimismo, en Bahía había bandas que experimentaban con la música brasileña donde aparecían músicos de la talla de los ex Mate, Pedro Giorlandini y Ramiro Musotto; Marcelo Guagliardo y Alejandro Panetta, entre otros. Y se sumaban otras más rockers como Super Sport, Bloody Mary o Bajo Cero, que se amoldaban más a lo que hacía Neurus.
En tanto, los jóvenes aprovechaban los espacios nuevos como los festivales que se realizaban en ambas ciudades, el Toca Punta hasta que se ponga el sol en Punta Alta o los que tenían lugar en la Plaza del Sol en Bahía, como el de Música Popular por los Derechos Humanos, organizado por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
En ese contexto de ebullición apareció Barco Azul, gracias a la visión del periodista Carlos Quiroga, quien en 1983 se hizo cargo de la dirección de Radio Nacional Bahía Blanca, un trabajo nada fácil para una emisora que venía con un discurso bajo el manto de la dictadura mediante silencios, encubrimientos y un acartonado escenario abocado a lo religioso y la música clásica. Fue idea suya incorporar a Marcolini y darle rienda suelta a proyectos como Barco Azul, por donde pasaron bandas locales y de la zona, como así también la presencia de grupos de alcance nacional como Sumo, Virus y La Torre, quienes fueron entrevistados y tocaron en vivo en el auditorio o la bodega del barco, como le decían-, en transmisión vía duplex por AM y FM.
Marcolini fue uno de los más grandes impulsores de la cultura rock de la Bahía Blanca de los 80 y 90, no sólo con diferentes programas radiales sino produciendo recitales. En tanto, Reynoso fue una pieza fundamental para la generación de una de las primeras radios comunitarias del país, nos referimos a FM de la Calle.
No quisiera dejar de nombrar otra pieza clave por aquellos días, no sólo como músico sino en su rol como sonidista e ingeniero de grabación: hablamos de Sergio “Laucha” Iencenella, quien en 1984 montó la primera pyme de sonido y grabación en la zona llamada “Penny Lane”, requerida por todas las bandas, festivales y actos políticos. Sacamos a relucir su importancia porque también fue el que ofició de sonidista ese día en el Barco Azul con Neurus.
Neurus nació a fines de 1982 y fue una de las bandas de rock que más duró y transitó por infinidad de formaciones hasta su disolución en 1999. En 2014 volvieron a juntarse, esta vez con su excantante y uno de los fundadores de la banda, Kappy Sánchez- quien se había alejado en 1988-, para una serie de conciertos que dieron en el Teatro Colón de Punta Alta.
Ahora sí, prepárense para disfrutar de este material hasta ahora inédito, que fue cedido por Kappy Sánchez a través de Ernesto Reynoso, el marinero del barco.
Parte 1:
-Presentación
1-Nueva Vejez (Música: Roberto Britos y Fabián Quintero. Letra: Fabián Quintero)
-Intervención de Marcolini y Reynoso
2-Supremo placer (Música y Letra: Roberto Britos)
-Intervención de Reynoso
3-Hombre justo y renegado (Música y Letra: Fabián Quintero y Roberto Britos)
4-Ámame Elizabeth (Música y Letra: Luis “Kappy” Sánchez)
Parte 2:
5-El ángel de la muerte (Música y Letra: Roberto Britos/ Intro: Carlos de la Vega; Riff: Luis: “Bambino” Ostertag)
1-Muy loco en SG (Música: Carlos de la Vega y Kappy Sánchez. Letra: Kappy Sánchez)
2-Los tontos comunes (Música: Carlos de la Vega y Kappy Sánchez. Letra: Kappy Sánchez; impronta de bajo: Gustavo “Polaco” Porlay; arreglos de segunda guitarra: Bambino Ostertag)
3-La espada sagrada (Riff)
4-Destrucción (V8)