El martes, los gobernadores de Mendoza y La Pampa rompieron el hielo. Parece una ironía; La diferencia que los viene separando desde hace tiempo, es deshielo y, consecuentemente, agua.
Cuando nieva en la montaña, no hay problema pero éste no es el caso.
La realidad es que, por octavo año consecutivo, los ríos de nuestra provincia tienen menor caudal. Específicamente, el pronóstico de escurrimiento del Atuel es del 66%. Son años pobres. ¡Si lo sabrán los prestadores turísticos del Valle Grande que han tenido que sacar de los paquetes que venden las actividades en el río!
Decíamos de las diferencias
Para La Pampa, el agua comenzó a llegarle en menor cantidad cuando, aseguran, “Mendoza construyó el Dique El Nihuil en 1949”.
Es erróneo. La presa formó parte de un Plan Nacional de Obras Hidroeléctricas, al punto que la realización estuvo a cargo de Agua y Energía Eléctrica de la Nación pues, por entonces, la energía no se había privatizado y se manejaba desde el ámbito de los gobiernos nacionales.
El otro error de interpretación en que han incurrido históricamente los gobernantes pampeanos, es en ignorar cómo se distribuye la energía; Lo que se produce aquí no queda aquí; Se incorpora al SIN (Sistema Interconectado Nacional) y se benefician todos los argentinos, incluidos ellos mismos, obviamente.
¿Realmente son errores de interpretación, o de especulación? Planteamos el interrogante porque cuando uno quiere que algo cambie invierte para ello y ¿Qué obras hizo La Pampa? ¿Con qué colaboró para, por ejemplo, la realización de todas las etapas del Marginal del Atuel que posibilita un importante aprovechamiento del agua?
Ya está. Presente y futuro casi inmediato exigen a ambas provincias (y a la Nación) determinar cuáles serán las obras para que llegue agua al Norte pampeano, lo que comenzará a perfilarse en ésta jornada.
Eso sí; el fallo de la Corte Suprema de Justicia de La Nación no modifica el de 1987; apunta al uso futuro del agua con obras nuevas por lo que Mendoza mantendrá la dotación para riego y después se verá aunque, a juicio de entendidos, será muy difícil que las expectativas de Verna puedan ser satisfechas.
Vale decir que, más allá de las decisiones judiciales, manda la naturaleza que hoy refleja en forma clara (como el agua…) que no se puede repartir lo que no existe.
Por Roberto A. Bravo
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