Entrega, vitalidad, decisión y solidaridad. El clásico mediocampista de lucha del fútbol argentino. Ese era Rodrigo Braña adentro de la cancha. "Nací amonestado", comentó una vez, entre risas.
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"Aprendí a jugar con amarillas. Cuando me sacaban la tarjeta, era cuando más relajado jugaba, me ponía un límite. Sabía que estaba limitado", cuenta el "Chapu", en diálogo con Radio Nacional.
"Cada uno tiene su esencia y sus características. Mi esencia fue un poco jugar al límite, siempre de buena intención, pero mi posición me lo requería. Sabía de mis limitaciones y sabía que era un 5, y uno, al saber dónde está parado, empieza a aprender y potenciar un montón de cosas", dice.
Braña debutó en Quilmes, a fines de los '90. "Quilmes es un sentimiento, me marcó salir de ahí", expresa. En el Cervecero tuvo dos ciclos. En el 2013, retornó al club que lo vio nacer.
En el medio, también pasó por Estudiantes de La Plata. En el "Pincha" formó uno de los planteles más importantes del club. Dirigido por Alejandro Sabella y comandado por Juan Sebastián Verón, que había vuelto en plenitud desde Italia, ese equipo ganó la Copa Libertadores en 2009 y estuvo a escasos minutos de vencer al mejor Barcelona de todos los tiempos, en el Mundial de Clubes.
Ese año, el "Chapu" tenía todo cerrado para irse a jugar a México, pero la "Bruja" puso plata de su bolsillo para que se quedara en Argentina.
"En todos los planteles ganadores tenés jugadores marcados, con personalidades fuertes. La "Bruja" en Estudiantes sobrepasaba eso, porque es uno de los máximos ídolos y llegó en plenitud. Nos complementábamos. Sabía dónde estaba y trataba de cumplir otra función. Me gustan los líderes que me demuestran adentro de la cancha", explica, acerca de su relación con Verón.
Tras su segunda paso por Quilmes, retornó a La Plata para jugar los últimos tres años de su carrera.
Lo único que le faltó fue un Mundial. En el 2010, con Maradona al frente de la Selección, el "Chapu" era uno de los futbolistas que peleaba por un lugar en la lista final, pero una lesión lo dejó sin posibilidades. Sin embargo, aclara que no es una cuenta pendiente.
"Diego me dio la posbilidad para ir a la Selección. Sabía que estaba peleando por un lugar en el Mundial ,pero justo tuve una lesión que me dejó sin chances de pelear hasta el final. Fue una lástima, pero no es algo pendiente porque lo luché".
"Cuando das todo, no me queda cuenta pendiente, y eso es lo que me pasó con mi carrera. No tengo cuentas pendientes", cierra. Algunos le preguntan por qué no se fue al exterior, y él responde que sólo quería jugar en Quilmes y Estudiantes.
"No tuve grandes inconvenientes y siempre he tratado todos los temas con respeto. No tuve inconvenientes con nadie", reflexiona sobre su carrera.
Actualmente, Braña dirige al Pincha, en dupla con Leandro Desábato, otro histórico de la institución. En el rol, tiene tres referentes: Diego Simeone, Alejandro Sabella y Gustavo Alfaro.
"El Cholo tiene competencia, tiene ganar en la cabeza; Gustavo fue, en los inicios en el Quilmes, también eso; y Sabella fue el más humano, todo lo que dice te deja enseñanza", resume. "Tuve grandes entrenadores, pero algunos te marcan más, también por los logros", señala.
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