Como todos los jueves, en Verano Nacional compartimos la columna de salud mental con la psicóloga Denise Roqué (MP:10104). Hoy hablamos de La Memoria.
¿Qué es la memoria? Es la capacidad que tenemos para registrar, almacenar y recuperar información. Permite que la información se convierta en conocimiento para después usarlo cuando lo necesitemos. Es una función primordial para la supervivencia, para llevar adelante una vida autónoma.
Tipos de memoria. No tenemos una sola memoria. Existen dos tipos: la memoria explícita, donde se encuentra la memoria semántica (conocimiento general del mundo, como por ejemplo fechas patrias, o qué necesita una planta para crecer, etc) y la memoria episódica (experiencias autobiográficas, de la vida cotidiana, como por ejemplo qué comí ayer o cuando se casó mi hija). Ambas son más dependientes de una estructura cerebral llamada hipocampo. Y, por otro lado, tenemos la memoria implícita, dónde se encuentra principalmente la memoria procedural (la memoria de la acción, de la conducta, por ejemplo, cómo lavarnos los dientes o manejar). Esta memoria requiere de habilidades que no necesitan de la participación del hipocampo.
¿Dónde está la memoria? Se sabe que el hipocampo y la amígdala (una estructura cerebral encargada de darle el tinte emocional a los recuerdos), son estructuras cerebrales clave para recordar, pero no es allí donde se almacenan todos nuestros recuerdos. Los recuerdos a corto plazo sí podríamos decir que están más implicados en la zona del hipocampo, pero los recuerdos más consolidados, más de largo plazo, se encuentran en complejas conexiones en la corteza cerebral. Es decir, no podemos saber exactamente en qué parte del cerebro están.
¿Cómo influye la atención en la memoria? Al momento de recordar, lo primero que necesitamos es el registro atencional, la atención, la capacidad que tenemos de seleccionar aquello que es realmente importante y descartar lo que no. En los tiempos actuales, estamos con muchas cosas en la cabeza, prestando atención a muchas cosas al mismo tiempo (o lo que se llama multitasking), y se hace difícil esta selección de la información, esto de prestarle atención a una sola cosa. Y esto se ve reflejado en nuestra manera de recordar o en nuestra calidad del recuerdo. No sé si les ocurre pero cuando tenemos muchas cosas en la cabeza: el trabajo, los hijos, los nietos o está pasando algo y son muchas cosas al mismo tiempo, probablemente se nos pasen por alto más cosas, que en otro momento quizás más tranquilo.
Podemos probar en notar cuando esto pase, y “bajar un cambio”, ir de a una cosa a la vez, y ver si esto va haciendo que nuestra memoria mejore.
Olvidos benignos y patológicos. Los olvidos benignos o “normales”, son por ejemplo cuando no recuerdo nombres, citas (lo atencional influye muchísimo), no recuerdo recados, mandados que tenía que hacer, y cuando no recuerdo dónde APOYÉ la cartera o el celular.
Los olvidos que podríamos decir “patológicos” o que nos deberían llamar la atención, son cuando no recuerdo dónde GUARDÉ algo importante; por ejemplo, “guardé la jubilación debajo del colchón y no recuerdo haberlo puesto ahí, no recuerdo haber hecho eso”. También cuando no recuerdo lo que me dijeron, cuando no recuerdo lo que dije (y tiendo a repetir sin darme cuenta), y cuando no recuerdo qué hice.
La amnesia es el déficit o deterioro de la memoria, independientemente de la causa. Puede ser amnesia anterógrada es decir la dificultad de adquirir o recuperar nueva información (recordar un turno que tengo el mes que viene), y amnesia retrógrada es decir dificultades para obtener o recordar información que ya se adquirió antes (dificultad para recordar qué pasó la navidad pasada).
La amnesia o las dificultades de memoria son frecuentemente asociadas al deterioro cognitivo o a la demencia. La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo en donde el compromiso de la memoria episódica reciente o de la vida cotidiana es el síntoma cardinal.
¿Cuándo consultar y dónde? Puedo consultar con algún médico clínico, neurólogo o neuropsicólogo cuando note que éstas fallas en la memoria son frecuentes, empiezan a impactar en mi vida cotidiana, o llama la atención de mis familiares o cercanos. Se realizan test neuropsicológicos donde se busca evidenciar las fallas en la memoria o en alguna otra función cognitiva. Estos tests neuropsicológicos, junto con alguna tomografía computada o resonancia magnética de cerebro y análisis de sangre, entre otros estudios, pueden ayudar a arribar a un diagnóstico y a un tratamiento personalizado.
Se puede consultar en las grandes instituciones de la ciudad de Córdoba como por ejemplo la Clínica Reina Fabiola, el Hospital Privado, el Sanatorio Allende o el Instituto Conci Carpinella, o en cualquier clínica o centro médico en donde haya profesionales como los mencionados.
En la Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer (o ALMA), se ofrecen grupos de apoyo, charlas, cuidados al paciente y al cuidador, asesoramiento y evaluación. Pueden consultar en la página: https://www.alma-alzheimer.org.ar
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