El 3 de junio de 2015 alrededor de 200 mil mujeres y personas LGTBI+ se reunieron en el Congreso nacional para denunciar la violencia machista. La medida se replicó en muchas ciudades del país. El femicidio de Chiara Paéz, la adolescente de 14 años que estaba embarazada de dos meses y fue asesinada y enterrada por su novio de 16 años en Rufino, desató el movimiento.
Las redes sociales canalizaron un reclamo que ya estaba en la sociedad y que registra antecedentes claves en el primer Encuentro Nacional de Mujeres en Capital Federal en 1986, la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito en el 2005 y la militancia de miles de mujeres y diversidades que lograron en los últimos años las leyes de Identidad de género, Matrimonio Igualitario, y paridad de género entre otras.
El primer documento planteó la necesidad de implementar el Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres y el registro nacional de femicidios que permita planificar políticas públicas. Los reportes de ese año indicaban que una mujer era asesinada cada 30 horas. Desde aquél día hasta hoy se registraron 1450 femicidios. Una de las conquistas del movimiento de mujeres fue la creación del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad realizada por el presidente Alberto Fernández.
Este año el reclamo “Paren de matarnos” sigue vigente, en el 2019 hubieron 268 femicidios. Según el relevamiento de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, de ese total 5 fueron contra mujeres trans o travestis y 16 fueron femicidios vinculados, aquellos que son contra personas allegadas para provocar dolor en la mujer. La personas travestis y trans siguen siendo las más castigadas de esta sociedad patriarcal. Tienen una esperanza de vida de entre 35 y 41 años y sólo el 1% llega a los 60 años.
Este año las acciones serán virtuales por el aislamiento por el coronavirus. Pero el reclamo es el mismo: “Vivas nos queremos”