Compinches, solidarios, estrictos, paternales, exigentes y siempre dispuestos a escuchar y ayudar son algunas de las características que tienen estos trabajadores de la educación que son el nexo entre los chicos, los docentes, los directivos y los padres.

“Nuestra tarea es acompañarlos todos los días, los recibimos temprano en la mañana y yo siempre digo que a los chicos hay que tomarles asistencia uno por uno, mirándolos a los ojos porque uno inmediatamente detecta cómo se encuentran y estamos para hacerles el aguante”, dijo Graciela Bujaldón, una de las preceptoras del colegio Nacional con más de 26 años de experiencia.

Graciela ama su profesión y al colegio donde trabaja junto a otros 15 preceptores – porque la matrícula de la escuela es de 700 alumnos- y son dos preceptores por curso.

“Para mí es muy lindo trabajar en lo que hago y sentir que uno puede ayudar a formar a los jóvenes”, expresó y comentó que los adolescentes han cambiado mucho a lo largo de los años “para bien, con algunas pocas excepciones”. La tecnología ha influido enormemente en ese cambio “también, para bien, aunque son menos imaginativos a la hora de inventar excusas”, dijo recordando las picardías de los estudiantes.

Finalmente, la preceptora saludó a sus colegas, recordó a una compañera recientemente jubilada – Paula Martínez- y deseó un excelente día al numeroso grupo de preceptores de San Rafael.