Cuando despuntaban los cincuenta, por los micrófonos de LV4 comenzó a escucharse una voz distinta: notable dicción y expresión. E interpretación, tan importante a la hora que la audiencia entienda los mensaje.
Todos le ponían una cara a esa voz. La magia de la radio hacía que cada uno echara a volar su imaginación. Debía pertenecer a “un hombre apuesto o bien parecido” (decían las damas). Para los varones, a un “Tipo Pintón”.
Pronto, su aparición en público se encargó de corroborarlo y más. Presentó a las más destacadas figuras del ámbito artístico nacional e internacional que vinieron a actuar a San Rafael (Éste espacio es insuficiente para enumerarlas), fue locutor de los apasionantes Radioteatros de los sesenta, animó Vendimias y otros acontecimientos que acapararon la atención masiva.
En el día a día, fue locutor de nuestra radio durante más de cuatro décadas. Jefe de área hasta su jubilación en 1996, pidió a sus compañeros lo mejor de sí y para ello brindó lo mejor de sí.
Durante años fue delegado de la Sociedad Argentina de Locutores y su Obra Social que por entonces funcionaba. Siempre estuvo muy atento a los requerimientos de los compañeros en materia de salud y, si las prácticas debían realizarse en Mendoza, “lo llamo a Nicolás Segovia”, adelantaba para tranquilizar.
Por las locuciones comerciales en transmisiones deportivas (antes se hacían en los estadios, en directo) el ambiente del fútbol (y el deporte en general) lo consideró al mismo nivel de relatores, comentaristas y cronistas de transmisiones deportivas. Sus conocimientos fueron aprovechados años después por la Liga Sanrafaelina de Fútbol. Carismático, el flaco.
Carismático y solidario. En 1970 batió un récord al permanecer 66 horas ininterrumpidas conduciendo una programación especial por Canal 6. Con lo que se recaudó se construyó el salón de Cáritas frente al club Constitución. Tenía que lograrlo él: su cara fue la primera que vimos en la pantalla de nuestra TV el 19 de abril de 1964.
En lo que a ésta radio respecta, Tito López fue uno de los que cimentó la riquísima historia de LV4 radio San Rafael con la única fórmula posible: talento + trabajo +sacrificio.
Desde finales del año pasado sabíamos que su salud era frágil más, cuando el sábado nos enteramos que nos había dejado, fue inevitable el nudo en la garganta, las lágrimas en solitario, esa congoja distinta que produce la muerte de un grande-grande.
Gracias por todo Tito López, maestro.
Por Roberto A. Bravo
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